La primavera, el arte y las emociones negativas

Hace poco escribía en un post de Instagram que me cuesta mucho mostrar mis dibujos negativos. Los que parten de estados emocionales turbios y oscuros. Es como si sintiese vergüenza al enseñar esa parte de mí. Como si no debiese tener ese tipo de emociones. Qué van a pensar de mí. (También siento cierta reticencia al escribir estas palabras).

Ahora que estamos en primavera casi verano, es momento de salir fuera y aprovechar la luz del sol y los días largos. Olvidarnos de los abrigos y caminar más ligeras. Siempre ha sido mi estación favorita, no por el clima (que también), sino porque es época de cambio. Es el momento de dejar atrás todo lo vivido en la cueva del invierno, dar un paso al frente y adentrarnos en todo lo nuevo que puede suceder. Porque los días parecen renovados, cambia el clima y los colores que nos rodean, y creo que de alguna manera interpretamos que estamos avanzando hacia algo mejor.

Y qué bonito es avanzar. Qué maravilla es esta época de expansión. De luz, flores, calor, colores y risas y compañía. Cuánto hemos añorado estos días durante el invierno.

Decía que me da mucha vergüenza mostrar mis dibujos más oscuros. Y sin embargo, los siento tan reales como los positivos. Es más, creo que no se pueden concebir los unos sin los otros, los otros sin los unos. Pero mi sensación es que en la sociedad en la que vivimos solo queremos vivir los positivos. Estar feliz, ponerle buena cara a todo y al fin y al cabo ganar, a toda costa, siempre. Es el rechazo a la tristeza, en un mundo en el que la alegría tiene la buena fama.

Pero en mi experiencia, antes o después, nos volverán a visitar los malos momentos, frustraciones o pérdidas. Y esos acontecimientos yo he tenido que llorarlos. No se trata de apalancarse en ellos para siempre. (Que de eso también he pecado). Se trata de procesar y avanzar.

Cuando era una adolescente y vivía en un constante revoltijo de emociones, sentí que tal vez el arte me podría ayudar a procesar aquello que me inquietaba. Desde entonces lo he intentado poner en práctica, pues intentar estar contenta cuando en el fondo lo que sentía era tristeza a mí me ha resultado imposible.

Y aún así me he resistido. He rechazado mi tristeza y me he empeñado en reprimir las malas emociones. Y eso no me ha funcionado, pues lo negativo enseguida encontraba la manera de salir fuera. Otras veces, sobre todo cuando ya no había manera de sostenerlo, no me ha quedado más remedio que verlo tal cual era. Dejar de lado el prejuicio y mirar lo más oscuro de mí misma. Y la verdad que era muy feo. Feo feo.

Pero como pude verlo, pude después atenderlo. Sentirlo. Leer la información. Comprenderlo. Rendirme a mi propia vivencia. Tomar decisiones. Y solo así, mirando esas cosas tan negras, es como he podido conseguir que todo eso no tuviese tanta fuerza.

A veces, años después, he conseguido pintarlo. Las emociones. Las negras negrísimas que jamás contarías a nadie. Al principio pintaba muchas formas oscuras en los momentos malos, y me sentía muy mal por ello. Luego empecé a pintar flores. Poco a poco, las emociones negativas y las positivas se iban intercalando dentro, y luego en mis pinturas, como un cúmulo de experiencias. Unas veces las cosas van bien. Otras veces las cosas van mal. Todas traen información importante, y nos ayudan a avanzar.

Ahora intento crear imágenes bellas con esas emociones negativas. Imágenes con armonía compositiva, con la expresividad de lo oscuro. Disfruto del proceso y es ya toda una ceremonia. La verdad es que intuición adolescente resultó ser acertada, y me ayuda a ver, comprender, procesar y pasar a lo siguiente. Otras veces hago lo mismo con lo bueno; la alegría, la felicidad, el amor. Y también me ayuda a avanzar. Es la serie “Mundo interior”.

Me vienen a la mente Goya, que pintó retratos de la corte, escenas de fiesta, y al final, las pinturas negras. Me viene a la mente Niki de Saint Phale, que empezó disparando pintura para sacar fuera el trauma de una infancia con abusos, y terminó construyendo parques coloridos. Son solo dos minúsculos ejemplos en todo el quehacer artístico de la historia.

Y pienso, qué importante esta función del Arte. Qué bueno que podemos pintar nuestras emociones negativas. Contemplar las de otros artistas. Y a través de todo ello, comprender y seguir avanzando.

Qué bien que al final de este proceso… podemos disfrutar más de la primavera.

Si quieres, puedes mirar otras pinturas o seguirme en Instagram

Pintura dolor de cabeza
"Dolor de cabeza"
Pintura alegría
"Alegría"
Pintura herida
"Herida profunda"

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