Diario de una artista. Principio de año.
Mundo
Estrenamos año 2022 en plena emergencia climática y sumergidas en la sexta ola, y medio mundo contagiado. La presión hospitalaria va subiendo aunque parece que la vacuna sí que está haciendo el efecto esperado, y que la sanidad, aunque colapsada, no ha entrado en hecatombe total. El debate sobre libertad individual versus protección colectiva se está resolviendo mediante normas y leyes, y parece que el control social va camino de convertirse en la nueva normalidad. Ningún gobierno parece estar apostando por reforzar la sanidad pública, en ningún lugar del mundo.
Emociones:
Parece que lo peor de la pandemia ya ha pasado, y aunque cansadas de la situación, estamos en otro estadio emocional. Lo que no tengo tan claro es si el mundo occidental ha comprendido que no es omnipotente, que no puede controlar la vida, ni garantizar seguridad. Personalmente, he aprendido que la vida es imperfecta, y que está bien que así sea. Que ya lo sabía, pero no me gustaba, y no lo llevaba bien. Creo que estoy un poco en paz con ello, con el drama de la vida.
Pinturas
Estoy de lleno sumergida en el estudio del dibujo anatómico. Y es una maravilla. Siento una auténtica alegría interior y eso es el mayor de los premios del mundo mundial. Todavía no sé cómo lo voy a enfocar, ni cómo lo voy a relacionar con mis otros temas de interés, pero confío en que la solución llegará, con trabajo y dedicación y más estudio.
También me he puesto a revisar el tema del retrato en la historia del arte, y es otra maravilla.
Sobre todo, quiero seguir centrada en el proceso, aunque a veces me invade la impaciencia por el resultado, y tengo que parar un poco y resituarme.
Planeo alguna exposición con lo hecho hasta ahora, en presencial. Siento muchos nervios, pero también ganas.
Reflexiones:
En paralelo a todo lo demás, estoy aprendiendo un poco más sobre mi historia familiar, que es a la vez la historia de la Margen Izquierda, y muy parecida a la historia de muchos lugares fuertemente industrializados, y fuertemente desindustrializados. Aunque estemos ya en la era digital la memoria colectiva sigue ahí, corriendo por nuestros genes y células, y aunque tecnologizadas, seguimos siendo seres de carne y hueso.
Estoy buscando a artistas que traten estos temas, pero hasta ahora no he encontrado a nadie.